POEMARIOS

locura

(La vida reivindica brotes de locura).

La locura no entiende de parsimonias

no se estanca en los recodos

camina por los arrabales descalza,

desnuda de prejuicios,

intransigente.

 

Va desvirgando vírgenes de barro,

argumentando leyendas negras,

arrasando jardines

con la complicidad del “carpe diem”.

La locura,

esa tragicomedia incomprensible

que convierte seres opacos en traslúcidos, 

-o viceversa-

esa irrealidad donde todo es relativo,

donde retoza la improvisación,

-alentada por el esperpento-

que se afana en aplacar el tedio 

sobrepasando los asépticos límites de la 

razon.

 

Inmersa en su espiral

se autoabastece

consciente de que un día

la encerrarán en un sarcófago hermético

junto al olvido.

 

Mar Gómez.

 

 

Elegía a las hijas de zeus y mnemósine

MUSAS que voláis este
espacio vital que me

acontece, esta cárcel

adormecida que me soborna

con los deleites de la carne,

que me abruma

con quimeras

y me enferma de Stendhal.

 

MUSAS que me abocáis al

infierno con vuestros silencios,

que me lanceáis con los versos nonatos

de mi memoria o

que os burláis cuando

el poema insomne se deshace

con humo entre mis dedos.

 

 

¡A VOSOTRAS OS MALDIGO, MUSAS!

caprichosas y descuidadas,

avariciosas y concubinas.

MUSAS de otros

poetas, a vosotras que repartís

los favores con malicia y alevosía.

 

 

MALDITAS MUSAS que aprehendéis

de los hombres sus bajezas y me las

abonáis sin retorno, que llagáis el alma

de este pobre aprendiz de

sortilegios,

 

¡TENED PIEDAD, POR DIOS!,

y dadme un verso que me

marque eterno,

UN SOLO VERSO que me dignifique,

UN VERSO SOLO OS PIDO

que calme esta desmedida

ansia que me mata y me encarcela

vívido.

 

Pablo Otero

Entre bambalinas juegan los ratones

Entre las bambalinas

del teatro se confunden

amores y odios:

Doña Inés, Aurora y Brígida

se aman, entre actos

como trío pluscuamperfecto.

 

Don Pedro y Don Juan

se disputan el querer

de Doña Inés

el capitán Blas Pérez

y el pastelero Gabriel

pugnan a muerte por un

Don Juan en el Tenorio

de la próxima representación.

 

Don Rodrigo de Santillana

y Gastón

urden la muerte de

Sebastián I de Portugal

por un “quítame allá esas pajas”

de la última borrachera.

 

Entre bambalinas,

los reyes y los criados

las princesas y las estatuas,

se juegan a los dados el teatro de la vida.

Y el escritor delibera perplejo

y entre bambalinas

si “la vida es puro teatro”

o el teatro de la vida un esperpento.

 

Pablo Otero

 

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